Desde pequeña oí siempre en mi familia católica, que nuestro mayor deber era amar al prójimo como a uno mismo. Esa premisa que me marcó profundamente desde pequeña, pero que no alcancé a entender realmente a que se refería, pues desde mi realidad mundana, amarse a uno mismo, se ve como egocéntrico, como un narcisista, como un egoísta; sin embargo, dentro de mi despertar espiritual comencé a preguntarme:
¿Como podría yo darle a mi prójimo algo que no he cultivado, algo que no tengo? Como podría yo darle a mi vecino verduras de mi huerta, sino tengo huerta?
Entonces, estas preguntas me llevaron a la trascendental pregunta:
¿Como podría yo amar a mi prójimo como a mí mismo, si aún no sé si me amo a mi mismo?
¿Como sería capaz yo de entregar sinceramente amor incondicional si soy mi mayor juez?
¿Como podría yo respetar sinceramente a otros, si no me respeto a mí mismo?
Pues después de observarme, de estudiar encontré la respuesta más sencilla y complicada a la vez: LA MAYOR RESPONSABILIDAD DE UNO ES AMARSE A SI MISMO ANTES QUE A NADIE.
Y esto se puede ver como egoísmo, narcisismo y no sé cuántos “ismos” más; pero en ese preciso momento era indispensable llenar mi vida de amor y eso implicó ACEPTARME tal y como soy, RECONOCERME, con mis debilidades y fortalezas, REENCONTRARME, con mi esencia más profunda; SABER que soy más que esta carne y este cuerpo y ahí comenzó mi proceso interno de amor.
Cuando logro encontrar lo que realmente soy, acepto como soy, me reconozco como ser, me reencuentro para ser uno con mi Padre y comienzo a RESPETAR mi vida, mis sentimientos, mis carencias, mis fortalezas y mis debilidades.
Amarnos, reconocernos y aceptarnos como somos no implica que no vaya a cambiar, al contrario, implica la responsabilidad consciente de reinventar lo que veo como debilidades y de potenciar lo que veo como fortalezas.
Entonces, como empresaria que soy, pensé:
¿QUE MAYOR EMPRESA TENEMOS, SINO ES NUESTRA PROPIA VIDA?
En nuestras empresas, mi esposo y yo, siempre estamos reinventando, haciendo planes financieros, de mercadeo y ventas, definiendo las debilidades y fortalezas, en fin, siempre estamos trabajando en pro de mejorar en todos los sentidos. Porque como dueños de esas empresas amamos lo que hacemos. Nos sentimos realizados. Amamos y cuidamos la gente que trabaja con nosotros. Amamos las utilidades que nos dejan. En resumen, amamos nuestra empresa y la aceptamos como está y trabajamos cada día para mejorarla.
¿PORQUE NO HACEMOS LO MISMO CON NUESTRA MAYOR EMPRESA QUE ES NUESTRA VIDA?, ¿PORQUE NO ACEPTAMOS LO QUE REALMENTE SOMOS Y TRABAJAMOS PARA MEJORAR?
Desde hace muchos años entendí esta premisa y desde ese entonces siempre he estado trabajando sobre mi misma. Sabiendo que nunca es suficiente, que siempre hay aspectos que cambiar, caminos que recorrer, experiencias que vivir; que no hay verdad absoluta y que todas mis vivencias me aportan una sabiduría en sí misma.
Entendí que para poder crecer debía enfrentar mi mayor miedo que era verme tal y como soy, pero eso me llevo a obtener una gran recompensa porque comencé a amarme sin límites y a entender mi responsabilidad conmigo misma.
PRIMERO LLENO MI ESPIRITU DE AMOR Y RESPETO Y LUEGO TE ENTREGARÉ SINCERAMENTE AMOR Y RESPESTO DESDE LO MAS PROFUNDO DE MI SER.