He estado pintando en mi estudio durante estos días de cuarentena, pero he realizado imágenes no muy convencionales, pues han salido desde lo profundo de mi corazón. Han salido desde meditaciones y encuentros conmigo misma. Hoy quiero compartirlas contigo porque creo que tienen que ver todo con el día y las circunstancias que estamos viviendo en el momento presente.
Esta imagen es un ser, mujer en mi caso, quien se ha vuelto canal de luz, canal de vida, canal de amor. Ha resurgido desde la tierra, desde el cielo; para encontrarse en el centro de si misma, en su corazón, en su alma. No hay limites, todo fluye. Hay una integración en ella: entre el cielo y la tierra, entre lo divino y lo humano, entre la luz y la oscuridad, Femenino y Masculino, entre el interior y el exterior.
Durante el vuelo de las mariposas, las alas anteriores y las alas posteriores se mantienen unidas y funcionan como una sola para permitirles volar.
Es así como la unidad de este ser le ha permitido expandir sus alas, mostrarlas y que a través de ellas se vea la transparencia de lo que es; como si fueran de cristal, pero con la fuerza y poder para permitirle moverse en otras dimensiones y convertirse en algo más.
Un canal a través del cual permanece la luz, permanece el amor. Estas cualidades inmutables, pero fluyentes, que permean a otros y para otros; que con cada aleteo de sus alas comparte la luz de su interior, el amor de su corazón, la transparencia de su movimiento, en colores por doquier que se entremezclan sin definir limites, solo para mostrar la grandeza del infinito desconocido.
La otra pintura, un corazón profundo en su interior, lleno de luz, de fuerza, de voluntad, de amor. Tan potente, que puede emitir desde la profunda claridad de su interior toda una gama de colores que pintan todo el universo. Emite como llamas de colores, pero no para quemar, sino para alegrar.
Dos pinturas que hoy quiero compartirles, pues es el día de Resurrección de Cristo para el Cristianismo y me parece que tiene todo que ver con el momento que estamos viviendo.
Es una época de resurrección para todos: para el reino mineral, para el vegetal, para el animal y también para los humanos.
Hoy mi invitación es a resurgir desde adentro; a conectarnos con lo más profundo dentro de nosotros para que nos volvamos unidad adentro, coherencia afuera y así podamos invadir nuestro mundo y el mundo de quienes nos rodean de colores alegres, de alas batiendo en unidad, de amor, de luz.
UNA RESURRECCION EN EL AMOR PROPIO Y HACIA LOS DEMAS.
EN LA COHERENCIA DE ESE AMOR FRENTE A NUESTRO PENSAR, SENTIR Y ACTUAR
