In ABRAZO ALMA AMANECER EXISTENCIA GRACIAS HIMALAYAS MAESTRA PARA SIEMPRE REGALO

UN ABRAZO SANADOR


Este es un escrito que quiero hacer como homenaje a una de mis grandes amigas, desde pequeñas, desde el colegio. Muchas cosas vividas, compartidas, muchos momentos desde ese entonces hasta tu partida.


Hoy quiero darte las gracias por estar a mi lado, por permitirme hacer parte de tu vida, por ser parte de la mía durante tantos años. Hoy quiero decirte que hay maestros(as) de vida de toda clase: unos que nos hacen la vida muy difícil, otros que pasan sin mucho golpe, pero hay unos maestros como tú, que nos tocan el corazón y lo cambian para siempre. Me quedan tus sonrisas, tu alegría, tu capacidad de disfrutar y tantos momentos vividos tan alegremente que quedaron grabados en el alma y serán recordados para siempre. ESO, MAESTRA DE MI ALMA, TE LO AGRADEZCO y le agradezco a Dios que me permitió poder contar en esta existencia con alguien tan especial como fuiste tu.


Durante mi viaje y en nuestras constantes conversaciones escritas durante ese mes y medio, me dijiste que estabas esperando que yo llegara para darte un abrazo sanador. Yo esperaba poder llegar a cumplir tu deseo; sin embargo, la vida, Dios, El Padre tenían otra idea, que partieras a su encuentro.   

Hablamos de las flores, de la luz, del amor, de la fuerza del corazón, del cambio de mente, del cambio de las creencias, en fin, fue mes que, aunque lejos en kilómetros, fue cercano del corazón.  Mi último mensaje para ti, el cual no sé si lo viste, fue enviarte un hermoso e increíble amanecer en los Himalayas. Lo grabe para ti. Te lo envié con esta frase, la cual hoy en este homenaje a ti, te la reescribo: “AMIGA LINDA, TE REGALO ESTE AMANECER EN LOS HIMALAYAS. AUNQUE HAY OSCURIDAD, EL SOL SIEMPRE VUELVE A SALIR. TE QUIERO. ¿COMO VAS?”

No hubo respuesta, pues ya tu estabas camino a otra dimensión diferente. De lo que si estoy segura es que, desde la dimensión donde se encuentre tu alma, mi mensaje lo recibiste. Ese amanecer eras tú, era tu nueva vida, era tu luz en ese nuevo camino. Y eso estoy segura de que, por nuestra conexión de espíritus, lo sentiste, lo viste igual que yo.


Tu partida tan repentina para mis ojos, para mi corazón, fue un momento muy duro, muy difícil. No pensé nunca que no alcanzara a llegar a darte ese abrazo sanador y mi alma dolió fuertemente. Una persona muy especial de las que viajaba con nosotros (“Isa”) se acercó a mi a darme un abrazo cuando en el aeropuerto me enteré de tu partida final y me dijo: 
“Merce, a mi nunca se me ha muerto una amiga tan cercana como la tuya, pero como estás de triste, me imagino que debe ser muy duro” y yo le respondí: “Isa, a mi tampoco se me había muerto una amiga del alma, pero ahora se que duele muchísimo el alma”.

Durante mi viaje en ese avión, y sabiendo que eran pocas horas las que faltaban para tu partida, miré por la ventana, vi el sol ocultándose sobre un mar de nubes y tuve mi despedida contigo. Te hablé, te di las gracias, como lo hago hoy, y además te di, de una manera diferente, ese abrazo sanador que yo pensé que era para ti. Luego me permitiste ver y entender que era para tu esposo y para tu familia y hoy, amiga linda, quiero decirte que ya entregué ese abrazo sanador. Fue uno diferente al que pensé que me estabas pidiendo, pero que tu alma sabía que era para sanar tu partida, tu falta, el no poder verte nuevamente de la manera como estábamos enseñados a hacerlo.

Ese abrazo sanador mi amiga linda, ya fue entregado, con todo mi amor por cada uno y especialmente por ti. Fue entregado a cada uno de tus hermanos, a tu papá y muy especialmente a Felipe, tu amor, tu monstruo. A él le dije que tu me habías pedido un abrazo sanador, pero que como yo no había alcanzado a llegar para dártelo, se lo daba a él con todo mi amor por ti.  Y el me dijo: “entonces dame dos”.  Desde tu partida  quería escribirte en este blog, pero sentí que no podía hacerlo antes de haber entregado mis abrazos sanadores.

Mi amiga linda, quedas grabada en mi alma, en mi corazón, en mi vida.  Siempre recordaré disfrutar el momento presente, sonreír a carcajadas, bailar muchísimo y tomarme unos traguitos con o sin buena compañía.  

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR PERMITIRME HACER PARTE DE TU VIDA Y POR HACER PARTE DE LA MIA.

CON TODO MI AMOR UN ABRAZO DESDE EL SEÑOR DIOS DE MI SER AL SEÑOR DIOS DE TU SER, DONDE QUIERA QUE TE ENCUENTRES Y PARA SIEMPRE ASÍ.

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