La vida es sólo un momento, simple y maravilloso; el cual se esfuma sin darnos cuenta, sin pensarlo, y muchas veces sin vivirlo.
Hoy quiero contarte algo que nos pasó a mí, mi esposo y dos de mis hijos, en un viaje a Hawái que tuvimos a principio de este año:
Estábamos en el hotel tipo 7:30 am. Aún dormíamos, pues la noche anterior dijimos que no íbamos a madrugar; sin embargo, a esa hora, suena una alarma fuerte, muy fuerte. Por supuesto nos despertó a todos y siguiendo el ruido de la alarma vi que era mi celular. Aún con un ojo abierto y el otro cerrado, logré ver un mensaje que decía:
“URGENTE, MISIL DISPARADO HACIA HAWAI, BUSQUE REFUGIO DE INMEDIATO”.
Yo releí pues no tenía mis gafas puestas y mis ojos cada día las están necesitando más. Y entonces leí en voz alta. Mi corazón palpitaba muy acelerado y fuerte mientras leía ese texto. Mi esposo y mis hijos se asomaron al balcón del hotel y yo abrí la puerta de la habitación para ver si había gente corriendo o algo, y efectivamente ahí estaba la gente corriendo como loca. Entonces supimos que el mensaje era verdad, y mi esposo y mis hijos bajaron al lobby, mientras yo me ponía más decente para bajar. Cuando ya salí del cuarto ellos subían al cuarto, al igual que el resto de la gente, pues en el lobby habían dicho que efectivamente era un misil que venía hacia la isla y que no había ningún refugio. Hubo gente desmayada, algunos se metieron en alcantarillas, realmente había caos.
Nosotros nos sentamos en el cuarto los cuatro. Mi esposo y yo estábamos ese día de aniversario de matrimonio y lo único que se me ocurrió hacer fue darle un beso y decirle que probablemente ese sería nuestro último aniversario, pero que yo había sido feliz con él. Mi hijo menor decía que él estaba muy joven para morirse, lo cual es cierto. Mi esposo y mi otro hijo dijeron: pues no hay nada para hacer, por lo menos vamos a morir juntos.
Finalmente, y como lo puedes deducir ya que estoy escribiendo esto, fue una falsa alarma, lo cual nos informaron 30 minutos después de haber sonado la alarma.
Quería contarte esto, pues fue un momento difícil, pero importante. Una vez pasó nuestro susto, la reflexión fue: ¡LA VIDA ES SOLO UN INSTANTE!
Ahora, quiero que pienses: ¿Que pasaría si en este momento te llegara un mensaje a tu celular diciendo que busques refugio porque un misil ha sido lanzado exactamente al punto donde tú estás? Y cuando vas a buscar refugio, no hay. No hay donde refugiarte de un misil que va directo a ti.
Entonces llega la confrontación real de tus minutos de vida, de lo que queda. ¿Y que queda? Solo lo que has hecho en tu interior, pues el misil puede acabarlo todo y no quedar nada …. vacío…. Nada.
Muchas veces decimos: “El día que uno se muera, uno no se lleva nada de aquí”, ¿pero es eso tan real?
Claro que me llevo todo lo que he trabajado conmigo mismo.
Me llevo todo el amor que he sido capaz de entregar.
Me llevo toda la compasión sentida.
Me llevo todos los momentos de felicidad sentidos.
Me llevo todos los momentos de amor.
Me llevo todos los momentos de paz.
Me llevo todos los momentos de presencia.
Me llevo todo el crecimiento interior que logré con cada momento vivido.
Me llevo toda la sabiduría aprendida de mis peores momentos.
Me llevo mi espíritu lleno de aprendizaje.
SOLO UN INSTANTE SE NECESITA PARA DESAPARECER DE ESTE PLANO Y
TAMBIEN SOLO UN INSTANTE PARA DECIDIR VIVIR.
